Portadores de Amor

Esta prédica gira en torno a la importancia de vivir y reflejar el amor de Dios, tal como se enseña en el pasaje de Lucas 6:43-45, donde se menciona que "por sus frutos los conoceréis" y que de la abundancia del corazón habla la boca. El mensaje central es que nuestras acciones y palabras deben ser una manifestación del amor y la transformación que Dios ha obrado en nosotros.

El predicador enfatiza que, aunque vivimos en un mundo carente de amor, los hijos de Dios deben ser portadores de ese amor divino, demostrando el cambio que Dios ha hecho en sus vidas. Se habla del proceso continuo de sanación y transformación del corazón por parte de Dios, que nos permite sacar buenos frutos y ser luz en el mundo.

A lo largo del mensaje, se recalca la necesidad de que los cristianos sean conscientes de su testimonio, no solo a través de la predicación directa, sino también mediante su conducta diaria, que debe reflejar el cambio interior. Se usa un ejemplo personal sobre un vecino enfermo y la responsabilidad de ser luz en medio de las circunstancias difíciles, así como la necesidad de tener una estrategia para rescatar a las almas perdidas y llevarlas a Dios.

El llamado es claro: los cristianos deben estar dispuestos y preparados para cumplir con su misión de predicar el evangelio y rescatar almas. Deben llenarse del amor de Dios para que sus palabras y acciones lleven ese mensaje a los demás. El predicador concluye con una invitación a que cada creyente permita que el amor de Dios inunde su corazón, para que de esa abundancia hable su boca y sus frutos sean visibles a todos.