Invitados a la mesa

Esta prédica parece estar enfocada en la importancia de la comunión con Dios y en vivir una vida dedicada a Él, utilizando el concepto de compartir la mesa como una metáfora central. A lo largo del mensaje, se hace referencia a varios temas bíblicos, como la última cena de Jesús con sus discípulos, donde Él menciona que no volverá a comer hasta que el Reino de Dios se cumpla, lo que simboliza una espera activa por el cumplimiento de la voluntad de Dios.

La predicadora expresa gratitud por la oportunidad de buscar la presencia de Dios y subraya la idea de que todo lo que hacemos para Dios trae bendición, aunque a veces enfrentemos luchas y desafíos. Menciona que Dios nos prepara día a día, nos fortalece y guía, y que debemos esforzarnos por cumplir Su voluntad, confiando en que Él tiene un plan para nosotros, incluso cuando no lo entendemos completamente.

Además, se destaca el papel de la mujer en la fe y la lucha espiritual, mencionando que las mujeres son valientes y capaces de superar adversidades con la ayuda de Dios. La prédica invita a mantener una relación íntima y constante con Dios, abriendo nuestras vidas para que Él actúe y transforme nuestro caminar.

En resumen, el mensaje central de la prédica es que debemos buscar a Dios, compartir su palabra como si fuera un banquete espiritual, y confiar en que todo lo que hacemos para Él, aunque a veces sea difícil, nos llevará a experimentar su bendición y cumplir con el propósito divino.

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